07 septiembre 2014

Zapatos solidarios y algo más: Toms Shoes

Retomando esas entradas de empresas o iniciativas solidarias, hoy traigo al blog a "Toms". Es una empresa que se puede encuadrar dentro de las denominadas Empresas B porque aquello que las mueve no es el afán económico y la búsqueda de resultados de carácter monetario, sino que nacen con el propósito de resolver algún tipo de problema social o ambiental, y como resultado de este objetivo desarrollan su actividad y consiguen beneficios. La responsabilidad social corporativa elevada a la categoría de propósito y misión. Así, el aspecto económico es el resultado de su actividad no su fin o propósito. Cada vez son más las empresas que se unen a este movimiento, una excelente noticia.

Esta empresa nació en 2006, cuando su fundador Blake Mycoskie visitando una aldea en Argentina se percató de que los niños que en ella vivían no tenían zapatos para proteger sus pies. Fue entonces cuando en una visión extraordinaria decidió crear una empresa de zapatos en la que por cada zapato que vendiera, donaría un par de zapatos nuevos a un niño que lo necesitara. Así nació la iniciativa "One for One" como principio fundamental de Toms.

De esta manera, Toms ha conseguido calzar a 10 millones de niños en más de 60 países desde 2006. No sé si son muchos o pocos, pero lo que me parece es que es una labor excepcional. Quizá con una mentalidad del llamado (no sé si acertadamente) Primer Mundo, los zapatos me resultan imprescindibles. Evitan heridas, permiten caminar más cómodamente y más rápido, y sobre todo más seguro. Permite a los niños jugar más y mejor. No me puedo imaginar vivir sin zapatos. De hecho en alguno de los viajes que he tenido la suerte de realizar, en particular uno por el Atlas marroquí, donde pudimos conocer de primera mano pueblos bereberes, comprobamos que los niños tenían los pies destrozados por andar descalzos y se acercaban a ti para que curases su heridas, como si, por ser occidentales tuviéramos poderes mágicos, cuando lo "único" que teníamos era algún producto desinfectante... un lujo (como otros muchos) del que ellos carecían.


Toms con esta visión, con un propósito claro, ha creado un modelo de negocio inspirador. Pero existían algunas fallas en su modelo. 

Inicialmente, al modelo de negocio de Toms, se le achacaban algunas deficiencias, sobre todo derivadas, de esa visión que tenemos desde el mundo "desarrollado" de los países menos desarrollados. Su visión, aunque muy loable, estaba basada no tanto en resolver un problema real y de calado, se le criticaba, como en hacer que los "occidentales" no sintiéramos mejor al comprar sus zapatos.

Dudo que esa retorcida idea fuera lo que subyacía en la mente de Blake Mycoskie cuando fundó Toms, estoy convencido que de que su espíritu era de lo más noble. Pero lo que sí es cierto es que un modelo basado únicamente en "One for One" parece insuficiente para resolver problemas reales en zonas que tienen problemas quizá más críticos como acceso a agua, problemas sanitarios, etc. Aunque dicho sea de paso, una sola iniciativa difícilmente lo hará...

También es cierto, que al menos en Toms, pasaron de las buenas intenciones a la acción y eso es ya de por sí para ponerlo de relieve. Dar zapatos no mejorará radicalmente (o sí) las condiciones de vida de las personas beneficiarias pero sobre todo no mejorará de manera sostenible y duradera las condiciones de vida de las comunidades donde llevara sus zapatos donados. Comunidades en muchos casos, en los que los problemas y necesidades más relevantes probablemente fueran otros.

Así, Toms repensó su modelo y en la actualidad algunas de sus fábricas se sitúan en las proximidades de las zonas en las que cada comprador dona un par de zapatos, de manera que además del impacto que supone calzar los pies de los niños, genera empleo y riqueza en las comunidades donde se ubican sus fábricas. Sin duda, un segundo impacto no menos importante que el anterior y más en la línea de un modelo de negocio más alineado con la idea de resolver problemas con una visión más integradora de las comunidades.

Además, Toms ha ampliado sus productos e iniciativas "One for One" y en la actualidad también ha ampliado esta propuesta a las gafas (por cada gafas vendidas dona otras, en la línea de VisionSpring, otra fantástica iniciativa) y al acceso al agua potable (por cada paquete de café donan una semana de agua potable a través de una alianza con "Water for People"... algo que gustará a Jordi de Hidrojing).

Como veis, Toms va creciendo y en cada paso abarcando de una manera más global el impacto en las comunidades necesitadas.

Iniciativas como Toms u otras, merecen ser conocidas. Ojalá, poco a poco, surjan cada día más y más empresas como ésta y se conviertan en la norma, no la excepción.

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