19 marzo 2014

Otra innovación "pata negra": ABC Syringe

Os traigo uno de esos descubrimientos que me encuentro por la red y que por su originalidad, forma diferente de enfocar los problemas, por su creativa, divergente o distinta forma de dar soluciones o por el beneficio social que conllevan me llaman la atención, creo que merecen ser contadas y difundidas. Y si, como en este caso, se junta todo, es como alcanzo el nirvana. Se trata de una jeringuilla. ¿Una jeringuilla? Sí, veréis por qué una jeringuilla, por qué la ABC Syringe, es la protagonista.

¿Nunca habéis pensado cuando os han pinchado si la jeringuilla era nueva? Llamadme excéntrico pero en algún momento yo sí que lo pensado. Es cierto, que en nuestro llamado primer mundo, quizá el problema no es grave. Sin embargo, en otro lugares, sí que lo es. Según un informe de la Organización Mundial de la Salud del año 2008, el 40% (en algunos países hasta el 70%) de los 6.000 millones de inyecciones administradas históricamente se realizaron con jeringuillas sin esterilizar, de manera que supusieron más de 1,3 millones de personas. Este uso indebido de las jeringuillas fue responsable del 14% de los casos de SIDA, del 25% de los de hepatitis B y del 8% de los enfermos de hepatitis C. Es claramente un problema importante aún sin resolver. Las causas, las desconozco: malas prácticas sanitarias, uso compartido, errores, etc.

Como suele ser habitual, es un problema que afecta principalmente a aquellos países con menos recursos y que por ello, convive en silencio pero que tiene consecuencias e implicaciones dramáticas Pensemos en una vacuna para prevenir o curar una enfermedad que genera otra, además de los daños y gastos que se derivan del tratamiento de éstas. Y si a eso, le añadimos la variable "Tercer Mundo", el cóctel es brutal. 

Ya hay maneras de "resolver" este problema: "toda jeringuilla usada, debe introducirse en un recipiente para su destrucción". Un protocolo adecuado pero posiblemente insuficiente. Si una jeringuilla se saca directamente de un envoltorio, es una garantía. Quizá. Pero sigamos pensando de manera extrema. Y, ¿qué ocurre si un médico emplea por el motivo que sea una jeringuilla usada o alguien lava concienzudamente con agua esa jeringuilla y la reutiliza, incluso la envuelve en un plástico como si fuera nueva? Pasa, que en general y a simple vista no habría mucha diferencia.

Es entonces cuando el doctor David Swann y su equipo piensan en una solución, sencilla, rápida y eficaz. Y además, sin encarecer apenas el producto. Vaya, lo que viene siendo algo INNOVADOR. Como el analizar con un microscopio las jeringuillas puede  ser imposible y quizá lento, qué mejor que utilizar nuestros sentidos: la vista. ¿Qué se puede hacer para que una jeringuilla usada se advierta que está usada? Marcándola. ¿Con letras? Ya, pero quizá haya iletrados. ¿De otra manera? ¿Cómo? Con pintura. ¿Y si alguien la frota y la borra? Pues con una pintura que no se vaya. ¿Y si se le olvida al médico marcarla? Pues... ¡qué se pinte sola, yo que sé! Pues eso exactamente, que se coloree espontáneamente.

ABC Syringe era esa solución. Y lo hace aplicando metodología propia del pensamiento de diseño, donde las personas son el centro, medio y fin:
1. Se detecta un problema: las personas se infectan de enfermedades infecciosas. 
2. Se analiza el problema: se observa que el problema nace por el uso de jeringuillas contaminadas de usos previos. 
3. Se habla con los interesados para comprender el problema a fondo: profesionales de la salud y enfermos, asociaciones, comunidades, etc. 
4. Se observa el proceso de "pinchado": un médico abre una bolsita, saca la jeringuilla, asume que es nueva; el paciente mira la jeringuilla y la ve limpia, piensa que es nueva. Tal vez, ninguno de los dos lo sabe, pero esa jeringuilla, la que contagiará una enfermedad nueva al paciente, no es nueva, ya ha sido usada pero no hay manera de identificarla como tal. 
5. Se prototipa una solución: un dibujo de una jeringuilla normal y uno rojo. 
6. Se mide la respuesta: 100% de los usuarios advierten la jeringuilla teñida de rojo como peligrosa. 
7. Se implementa una solución real, es decir una jeringuilla de verdad. 
8. Se prueba en campo >> Los resultados permitieron proyectar: 700.000 inyecciones mortales evitadas, 6,5 millones vidas salvadas de manera directa y 130 millones de dólares ahorrados en costes médicos directos en cinco años, solamente en la India.

Es entonces cuando llega la tecnología y pone a disposición de la idea, una solución práctica: "un envoltorio de nitrógeno aísla la jeringuilla antes de su empleo y asegura que se mantenga incolora. Una vez abierto el precinto, el contacto con el dióxido de carbono [del aire] desencadena una reacción química en la tinta y la jeringuilla se tiñe de un color rojo que el enfermo o médico puede identificar como una señal de alarma y advertencia".

Este proceso así contado, parece muy simple, pero lo es y no lo es a a la vez. Hay que saber escuchar e interpretar adecuadamente, contextualizando e incluyendo a todos los actores interesados. Hay métodos y técnicas que desde hace muchos años los antropólogos, esos profesionales que asociamos al estudio de tribus perdidas, vienen empleando y que el pensamiento de diseño ha adoptado como herramienta de análisis desde los años 50 y que hoy vuelven a tomar fuerza, porque se han demostrado muy válidas para la resolución de problemas complejos y difusos en su planteamiento. Como la innovación.

Y ahora que ya sabéis algo sobre ABC Syringe, ¿no os parece genial? A mí sí, otra de esas innovaciones "pata negra".  Y si mi criterio no es garantía suficiente, algo que entiendo, os digo que este invento ha sido galardonado con el World Design Impact Prize en febrero de 2014 y ha sido finalista del premio INDEX "Diseño para mejorar la vida". Ahora sí os habéis convencido.

Podéis encontrar la descripción completa de esta magnífica innovación social en el siguiente enlace. Os recomiendo visitarlo:

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