15 diciembre 2013

Katarsis y tomatazos... y lean startup

Hace bien poco, me asomé a ver la obra "La Katarsis del Tomatazo" en la sala Mirador, adscrita a la Escuela de Interpretación Cristina Rota. Esta obra lleva 18 años en cartelera, como os podéis imaginar, con actores que han ido variando.

La obra, que os recomiendo, es una suerte de cabaret donde encontraréis toda fauna y flora arquetipada de personajes del imaginario colectivo español. Faltaba, eso sí,  el guardia civil que siempre da juego. No os voy a desvelar mucho más. Solo deciros que las dos horas que pasé en la función, con sus mejores y peores momentos y sus mejores y peores sketchs (que de todo había) volaron. Así que, el rato fue más que agradable, muy divertido. Además, se puede decir que la obra comienza antes de la función, porque en el bar de la entrada donde te puedes tomar algo no te sentirás solo... es en sí mismo ya, puro espectáculo.

Digo que la función tiene sus mejores y peores momentos y sketchs, pero sería, creo injusto denominarlos así. Los actores, por lo que sé, no cobran. Muchos de ellos, si no todos (lo desconozco) son aprendices de actores, en definitiva estudiantes. Y me imagino que esta obra coral seguro les permite perder el miedo escénico cuando no, es el primer contacto real con su deseada profesión. Muchos podréis pensar que puesto que la entrada se paga, se debe exigir una calidad. Estoy de acuerdo, solo en parte. A mí, y es algo muy personal, no me importa pagar en casos como éste incluso con imperfecciones, porque al fin y al cabo, en estas obras se forjan seguro algunos de los actores del mañana. Pero que nadie me malinterprete, porque quitando las excepciones, el peso de la obra es llevada por actores con tablas (no sé si estudiantes o no, aunque daría igual, porque en hay momentos en los que fue espectacular ver los registros que adoptaban).

Esta función tiene su momento estelar, que es el que en su día fue toda una novedad y que hoy sigue manteniéndose: el momento "aplauso o tomatazo". Es una parte de la obra en la que a modo de breves sketchs, los actores interpretan pequeños papeles que "han preparado durante la semana" y el público, soberano él, dictamina la calidad del mismo con "aplauso o tomatazo". La munición la entregan en el mismo teatro, tomates no tan maduros como me imaginaba que se lanzan son o sin saña al actor protagonista... que se encuentra protegido por otros compañeros con disfraces de tomate hechos de espuma. Sadismo sí, pero no tanto.

Digo que estos sketchs los "han preparado durante la semana" porque así presentaron esta parte de la función. Me imagino que son pequeñas pruebas que permiten a los actores fajarse en solitario y enfrentarse a la dura crítica del público, el que realmente importa. Me recordó, esta parte, ya sabéis en esa inevitable búsqueda de paralelismos, a los productos mínimos viables que se emplean en lean startup, pequeños experimentos que deberían haber sido preparados para evaluar la reacción del público y obtener así valioso aprendizaje tanto para los actores como para los guionistas.

Más allá de la calidad de la obra, que la tiene, disfruté mucho con el ambiente. Un escenario lleno de gente joven que transmitía ganas y entusiasmo infinitos. Una función que, como digo, empieza en el bar y que no para ni en el descanso. Cada uno en su papel, incluso cuando podrían no estar siendo vistos por nadie, con pequeños detalles que para mí marcan la diferencia. Profesionalidad y aprendizaje.

Llevo una temporada teniendo una suerte increíble en los saraos varios a los que me estoy animando, algunos compartidos en el blog y otros no. Y con personas así, claro que hay salida, aunque a menudo parezca que nos intentan poner zancadillas.

Y ya cuando todo acaba, la sorpresa final, que tampoco desvelaré, pero que disfruté mucho. Es la primera vez que me ocurre, encontrarme, sin quererlo, siendo protagonista total de la función. Un detallazo que merece ser aplaudido, y aplaudo.

Esta katarsis tiene mucho de experimento y un propósito claro. Quizá eso es lo que más me gustó. Un experimento continuo que sin dejar de ofrecer un contenido divertido y de una calidad más que aceptable, tiene un fin más allá del hecho de ganar dinero.

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