30 octubre 2013

Steve, Apple e innovación

Tres palabras que combinadas a mí me resultan bastante coherentes. Supongo que muchos pensaréis como yo. Y añadiréis, ¿qué tiene de rara o especial esa combinación de tres palabras? En realidad, poco. Pero en una conversación esta semana, alguien se atrevió a levantar la voz. Y eso hace pensar, si no para que tenemos la cabeza y lo que hay dentro.


No desvelaré el nombre del osado, si lee esta entrada quizá quiera darse a conocer. No es que lo que sugirió sea razón suficiente para guillotinarlo, ni mucho menos como ahora leeréis, pero hay que darle un poco de suspense a esto.

El caso fue que entablando conversación sugirió que Apple no era realmente innovador. Lo primero que se me pasó por la cabeza, en un arranque propio de un "Mac-níaco" (siempre desde el cariño), fue un rotundo: "¿¿¿ ???". Pero después de la impresión inicial, y como hago últimamente, respiro y trato cuestionar frontalmente mi visión y permito, al menos temporalmente, que la del de enfrente me permee. Al menos un poco, no seamos facilones. Una costumbre muy didáctica que os la recomiendo, al menos tres veces al día como las medicinas.


Sigo, que me enredo. Tras tamaña afirmación, se explicó. Tras el renacimiento de la empresa de la mano de Steve Jobs y hasta la temprana muerte de éste, Apple, sostenía, ha vivido de las genialidades. Genialidades que dieron lugar a innovaciones brutales pero como genialidades que son solo pueden llegar de la mano de unos pocos privilegiados bendecidos con un don. Steve creo que era uno de ellos con un don único para interpretar las necesidades del ser humano y sacarse de la manga innovaciones radicales que el tiempo y el consumidor han demostrado exitosas. No quiero entrar en sí hay mucho de marketing o no en la estrategia de Apple, pero creo que más o menos todos coincidiremos en que, triunfar han triunfado y gran parte de la responsabilidad es de Steve Jobs.


Pero claro, la genialidad tiene un problema y es que es caduca, tan pronto (o tarde) como lo hace el genio. Soy de esos descreídos que opinan que desde que Steve Jobs falleció, Apple no es lo mismo. De perogrullo, claro, Jobs había uno y solo uno y todo líder imprime su carácter y él ya no está. La genialidad es una ventaja débil y además, lamentablemente para algunos de nosotros, no se contagia.


Es en este punto sobre el que nuestro, ya tras varias líneas, amigo, basaba su argumentación. Apple dependía para innovar de Steve Jobs. Estoy bastante de acuerdo con él. Apple desde la muerte de Jobs incorpora mejoras interesantes, tales como cojopantallas, mejora los rendimientos de sus aparatos, cambia el tamaño de sus tablets, lectores de huellas... pero no deja de ser, aunque innovador por novedoso o incluso por ser tecnológicamente deslumbrante, en absoluto es comparable a la aparición en su día del iPod, iPhone o iPad, o del propio iTunes. Eso sí que es innovación pata negra, en productos y modelos de negocio. Estas últimas innovaciones suenan más a mejoras de producto (en algún caso importantes)  y que comparadas con las anteriores, parecen trabajo de aficionados (no se me cabreen, estoy exagerando un poco). Porque da la sensación que con dinero y un equipo de ingenieros y diseñadores como tiene Apple, la tarea es relativamente sencilla.


Claro está que si es cierto que Apple innovaba en base a genialidad, ahora mismo el problema es grande. Se han vuelto humanos y en consecuencia, un poco más vulnerables, hecho casi desconocido hasta el momento.


Entonces, ¿la innovación es genialidad? Desde luego que la genialidad ayuda, pero afortunadamente para muchos de nosotros, innovar es mucho más que genialidad. Para innovar, el común de los mortales aplica método.


Sí, lamento haber disipado todo halo mágico; sí, he dicho método. Es menos poético, desde luego. Pero dejar el peso en las espaldas de los genios sería en todo caso una carga demasiado grande y pérdida de oportunidades para la humanidad. Así que bienvenido sea el método.

No os voy a contar nada sobre el método o las herramientas. Tendrán su lugar en otro momento. Pero design thinking, "back to basics", mapa de viaje, observación, prototipos, convergencia-divergencia, ¿y si?, etc son elementos que forman parte de ese método. Al final, con mayor o peor fortuna, todos somos innovadores cuando nos quitamos de encima los anclajes, prejuicios, restricciones impuestas o autoimpuestas. Y el método con sus herramientas ayudan a ello. 

La innovación es método pero también es diversidad. Más diversidad, mayor y mejor innovación. Y también es equipo y pesonas. ¿Por qué si no la cocreación está dando tan buenos resultados? Porque el pensamiento de grupos debidamente facilitado y dirigido siempre superará al individual, en términos generales.

Y he dicho método, palabra sin ningún tipo de glamour. Pero me atrevo a decir más, gestión de proyectos. Ahora ya ni glamour, ni magia, ni excitante. Pero es así.

La innovación ha de poder ser gestionada, medida, valorada y comunicada. En ella son protagonistas personas, como individuos y como organizaciones y existen riesgos. Hay costes y tiempos limitados. Y objetivos. Y también se puede (y debe) planificar. Eso aquí y donde vosotros queráis se llama gestión de proyectos. De esto sabe y mucho Ángel Alba (@aalbaperez en Twitter), cuya página Innolandia os animo a visitar porque en ella se habla mucho, muy bien y en primera persona sobre la innovación y su gestión.


La conversación con mi amigo nada-imaginario acabó con dos apuntes. El primero, él se creería que Apple es capaz de innovar "de verdad" sin Steve Jobs cuando saquen algo rompedor como en su día fueran el iPod, iPhone o iPad y todo como resultado de aplicar método (a falta del genio). El segundo, algo que a este amigo le garantizaría que eso es así, una innovación que realmente me gustó tratar de visualizar... pero esto quedará ya en secreto. No seré yo el que desvele una idea maravillosa y retadora, que no es mía y que podría hacerle multimillonario. Si acaso, preguntádsela a él :)

2 comentarios:

  1. Paciencia, amigo. Paciencia. Repasemos las innovaciones más exitosas de las que es "culpable" Jobs:
    Apple I (1976)
    Macintosh (1984)
    Toy Story (1995)
    iMac (1998)
    iPod (2001)
    iTunes Store (2003)
    iPhone (2007)
    iPad (2010)
    Ni en la década prodigiosa pasada hubo innovaciones relevantes a mayor ritmo que cada 3-4 años. Jobs murió en 2011 y este año se pone a la venta el nuevo Mac Pro. No es un producto de consumo de masas, pero es pura innovación. Y la TV caerá, ya verás.

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    1. Hola Roberto:

      Desde luego que de Apple es esperable todo y está claro que mantener un ritmo de innovación como ese y con ese nivel, es muy difícil. Por eso hablo del método (si es que lo tienen).

      De todos modos discrepo respecto al Mac Pro. De 2001 a 2010, cuatro, ¡cuatro! auténticas revoluciones. Eso fue innovación radical. Para quitarse el sombrero. El Mac Pro, por muy tecnológicamente brutal que sea (que lo es a la vista de la información) para mí no representa la innovación con mayúsculas que comento y que sí supusieron los casos "i". Mejor potencia, velocidad, refrigeración, memoria, conectividad extrema, optimización... una cantidad ingente de mejoras en rendimiento que harán del Mac Pro un auténtico "pepino". Pero será eso, un magnífico ordenador. A eso me refiero. No es esencialmente nuevo.

      La TV será interesante ver que proponen porque con todo el ecosistema que tiene Apple hay posibilidades. Espero, llegado el momento, que sea algo más que supermegapantalla retiniana de última generación.

      Así que de momento, como dices, paciencia. Ojalá nos sorprendan pronto :)

      Gracias por la visita y el comentario.

      Un abrazo.

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